*Por Emilia Guevara (*Periodista (USAL) / Maestrando en Gobierno (UBA))
“Que se rompa, pero que no se doble” dice el testamento político de Leandro N. Alem, escrito en 1896. Al fundador de la Unión Cívica Radical se le revolverían las viceras si viviera en estos tiempos, donde arribistas políticos no hacen más que despreciar a su partido.
En junio del corriente, con el apoyo de 160 Diputados Nacionales, fue aprobada la nueva fórmula de movilidad jubilatoria que hoy el Presidente Javier Milei vetó de forma total; esto quiere decir que vuelve a la cámara en la que se originó el proyecto para volver a ser tratada. Hasta acá, lo institucional. Pero necesitamos aclarar que el radical misionero, Martín Arjol se encontraba entre esos 160 votos afirmativos y, en sus redes sociales, declaraba: “Es una propuesta sensata y responsable fiscalmente que se podría cubrir eliminando privilegios. Es el paso correcto para nuestros jubilados”; lo hizo en la plataforma de X (ex Twitter) pero en el transcurso de las horas luego de la foto con Milei, lo borró. Por suerte existen las capturas de pantalla.
En la mañana del martes, se publicó la foto de Javier Mieli, el Presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, Karina Milei y Patricia Bullrich junto a diputados radicales que cambiaron su forma de pensar. Arjol, entre el 5 de junio y el 10 de septiembre cambió de parecer y va a apoyar el veto del presidente a la fórmula. Enseguida las voces del entramado radical se hicieron eco.
Anita Minder y Gustavo González (ambos ex diputados provinciales de la UCR), Nahuel Jaini, presidente de la Juventud Radical de Posadas, Camila Lattes, convencional provincial y referente radical salieron al cruce de Martín Arjol. Lattes solicitó que el Diputado Nacional presente la renuncia al partido. No es de extrañar, los radicales acompañaron a Arjol para llevarlo al Congreso de la Nación, a una banca a la cual no hubiera llegado por sí solo pues fue necesaria la estructura partidaria para lograrlo. “Sin todos los sectores apoyándolo, Arjol se hubiera vuelto a la casa con el diploma de concejal”. Las incomodidades y la bronca se deben a que, como mencionó Minder “Arjol se niega a entrar a las reuniones de comité”, no escucha a los militantes, no consulta con dirigentes y se debe siempre a sus intereses personales y/o al mejor postor.
Cuánta será la vergüenza que sienta la familia de Arjol, su madre, Marina, fue una dirigente radical de pura cepa que jamás se doblegó a los intereses de unos pocos para construir una imagen personal. Esto es, quizás, lo que busca Arjol pues se le terminan las vacaciones en Buenos Aires y hay muy pocas posibilidades de reelección. Su padrino político, Gustavo Valdés tiene elecciones ejecutivas en Corrientes en el 2025, asï que escasean los recursos y quien en 2021 financió su campaña (Horacio Rodríguez Larreta) ya no tiene caja como Jefe de Gobierno porteño. Martín necesita acomodarse, con quien sea y para eso entregó al sector que aportó toda su vida a la mismísima miseria.
Cuánto egoísmo macabro encontramos a veces en la política, pero, sobre todo, cuánta deslealtad para con el pueblo. El 14 de enero, el Diputado prometía en su página de facebook “sacar a los jubilados de la pobreza”, el 2 de febrero expresaba que iban “a darle al gobierno las herramientas para gobernar, pero no a costa de los jubilados”. ¿Quién te hizo tanto daño, Martín Arjol?.
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